OPINIÓN
Gracias
A veces no las damos con la frecuencia que merecen. Es de bien nacido ser agradecido, nos han dicho siempre. El otro día hablaba con mi buen amigo Iker sobre lo que el periodismo —nuestra profesión— supone para nosotros. Fue una conversación muy bonita que, con total sinceridad, creo que ha impulsado mi pasión por las cosas. Porque de cualquier otra manera no tendría sentido hacerlas. Les aseguro que las cosas hechas con cariño son mágicas, les invito a comprobarlo. Ahora que damos entrada al primer día del calendario gregoriano y que se comienzan a rehacer esas listas de objetivos que a mitad de junio se nos acaban olvidando, también es momento de agradecer a la gente que te rodea y hace que sea posible la persona que hoy eres, y la que serás. Es momento ahora pero también durante todo el año.
Ahora que los grandes periódicos pronostican como únicos temas del próximo año la corrupción, la crispación y la polarización —como si tuvieran en su poder la bola de cristal— es indispensable tatuarnos que la vida es ahora, en este momento. Es indispensable tatuarnos que al menos un par de veces al año hay que bajar del barro y escapar de esa burbuja en la que nos han metido, esa vida que no es la nuestra y que no merece tanta atención como le damos. Vivir es urgente, ya decía Pau Donés. Disfrutemos y demos las gracias porque quizás en estas fechas sea más evidente que los regalos no están debajo del árbol, sino sentados a nuestro lado.