Remangarse
La política nacional se ha convertido ciertamente en un plato de difícil digestión. Desde hace un tiempo hasta hoy la sociedad española ha sido testigo de la incesante teatralización y la conversión de cualquier tipo de intervención política en un completo espectáculo. En lugar de unir esfuerzos para abordar una catástrofe natural que ha causado graves daños a la población, las fuerzas políticas han optado por el camino fácil: el de la descalificación y el de echar balones fuera. La polarización ha llegado a un punto en el que el debate político se ha deshumanizado. Mientras que la población busca soluciones y apoyo, algunos representantes prefieren utilizar la tragedia como herramienta para la confrontación política.
Es fundamental recordar que, en el ámbito de la gestión de emergencias, las competencias recaen principalmente en los gobiernos autonómicos. Así lo dice su estatuto. En este sentido, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, tiene la responsabilidad directa de abordar esta situación en su territorio. Echar culpas a un actor nacional sin considerar el marco de competencias es un ejercicio simplista y poco constructivo que desvía la atención de los verdaderos responsables. Responsables que, por otra parte, no dejan de trabajar en la resolución del conflicto. La crítica a Sánchez, aunque comprensible en un contexto de frustración, carece de un análisis profundo de la estructura política de nuestro país. Este tipo de acusaciones no solo son injustas, sino que también contribuyen a un ambiente de desconfianza y confrontación que aleja el foco de lo que realmente importa: la recuperación de los afectados y la mejora de los mecanismos de respuesta ante desastres. No es momento de señalar culpables, es momento de remangarse.