ELECCIONES EEUU

Un sprint final a la Casa Blanca

Una imagen de archivo sobre las elecciones estadounidenses / EFE
¿Qué podemos esperar de estas elecciones presidenciales? Las claves para conseguir llegar a la ansiada Casa Blanca

Entender las elecciones que vienen ahora en Estados Unidos, desde el conocimiento de nuestra política, es algo complicado. Porque no, no hay ninguna figura similar a lo que representa en Estados Unidos el cargo de Presidente, que no sólo posee un inmenso poder político dentro de la legislación y la política americana, sino que será, posiblemente, una de las personas más poderosas del mundo, que deberá ponerse al frente ante una gran cantidad de conflictos y tensiones de escala internacional. Ahora bien, para poder entender la problemática de las Elecciones Presidenciales, debemos entender un poco el funcionamiento mismo del sistema para elegirlo, y por qué es totalmente posible que un candidato, con el respaldo de la mayoría de los electores estadounidenses, no llegue a la presidencia, como ya ha pasado 5 veces en toda la historia del país, incluyendo a Hillary Clinton en 2016. ¿Cómo es esto posible? La respuesta se encuentra en su bizarro sistema electoral: el famoso Electoral College, traducido como ‘Colegio Electoral’, mediante el cual los votos que cuentan no son (directamente) los de las personas, sino los que proveen los estados.

Una demostración muy simple: Vayamos al Estado de Pensilvania, uno de los estados clave para estas elecciones. En 2016, Donald Trump consiguió el 48,18% de los votos, frente al 47,46% de votos de la demócrata Hillary Clinton; siendo españoles, podemos pensar que, si este estado reparte 19 ‘escaños’, pues 10 irán a Trump y 9 a Clinton, cosa que, como habréis sobreentendido, no ocurre. Los 19 votos electorales fueron para Trump, ganador por poco más de 40.000 votos, mientras que Hillary Clinton no recibió ni uno de los votos del Colegio Elector de Pensilvania. El Electoral College distribuye los votos para el presidente de tal forma que, si ganas aunque sea por un voto en un estado, te llevarás todos los votos electorales del estado. Es por eso que las campañas presidenciales en Estados Unidos no orbitan en torno a tener una mayoría de votos en todo el país, sino en tener la mayoría en los estados donde se necesita, con tal de asegurar llegar al mínimo de votos de los estados (que en este caso, son 269, siendo el total de votos electorales 538).

Y es aquí donde entra otro concepto clave: los swing states, o 'Estados bisagra'. Porque, como ya se ha adelantado anteriormente, la pelea se da estado a estado, por lo que, los candidatos a la presidencia, siendo conscientes de esto, querrán pelear no sólo por mantener aquellos estado que les voten sólidamente, sino también luchar por aquellos que pendan de un hilo y se puedan decidir por unos pocos votos. Es en estos estados donde se concentran la mayoría de actos de los candidatos y la mayor cantidad de atención durante la campaña electoral, y de los que suele depender la elección a la hora de calcular las posibles combinaciones de votos electorales para llegar a la Casa Blanca.

Montaje de Kamala Harris y Donald Trump / EFE

Habiendo explicado el funcionamiento de este sistema, toca ahora hablar del estado actual de la campaña electoral, y sobre qué se espera estas elecciones, en las que se enfrentan la ahora Vicepresidenta Kamala Harris y el ex-Presidente Donald J. Trump. Harris parte con 227 votos del Electoral College en sus estados seguros, mientras que Trump cuenta con 212 votos seguros, dejando en el aire 99 votos electorales repartidos entre 8 estados: Nevada (6), Wisconsin (10), Arizona (11), Michigan (15), Georgia (16), Carolina del Norte (16) y Pensilvania (el mayor swing state, con 19 votos electorales) y una sorpresa de última hora: Iowa (6), un estado hasta hace poco considerado seguro para Trump que, según indican algunas encuestas, podría dar un resultado mucho más ajustado de lo esperado, e incluso dar la vuelta. Estos estados serán los que decidirán al final de la noche, y predeciblemente por pocos votos, los que decidirán quién será quien acabe sentado en el Despacho Oval.

Las encuestas llevan debatiéndose durante meses sobre quién lleva la delantera en esta competición, sin dar ningún resultado demasiado aplastante: en prácticamente todos los escenarios que proyectan las encuestadoras, la victoria se da por unos pocos votos electorales, y mostrando una victoria de un candidato sobre el otro en los distintos estados por márgenes ínfimos, de uno o dos puntos porcentuales, lo cual se considera 'el margen de error'. Los demócratas tendrán el reto de mantener 6 de los 8 swing states que ganaron en 2020 con Biden, mientras que los republicanos defenderán sólo dos de esos estados (Iowa y Carolina del Norte) que son nuevos swing states (pues no lo fueron en 2020) y tratarán de dar la vuelta a los otros Estados bisagra, muchos de los cuales votaron a Trump en 2016, como los Estados del Cinturón del Óxido (Wisconsin, Michigan y Pensilvania) en el norte o del Cinturón del Sol (Arizona y Georgia) en el sur.

¿Qué esperar de esta esperada noche electoral? Pues, realmente, todo y nada: estas elecciones coincidirán con la reelección de un tercio de la Cámara de Representantes y del Senado, y con varios referéndums sobre la protección del aborto en varios estados, lo cual ha demostrado favorecer a la movilización del electoral del Partido Demócrata en otras ocasiones, un tema candente en esta campaña electoral tras haberse derogado la protección nacional del aborto en 2022, que ha sido usado por Harris y esquivado por Trump bajo las acusaciones de que su compañero de fórmula, el Candidato a Vicepresidente J. D. Vance, apoya una prohibición nacional del aborto. Tantas fuentes de influencia sobre lo que decidirán votar los estadounidenses, como la inmigración, la guerra en Palestina o en Ucrania, o el aborto, hacen de estas elecciones unas profundamente impredecibles, cuyo resultado será, con seguridad, influyente más allá de sus fronteras.