ANÁLISIS 9N

Málaga se queda

Un manifestante sosteniendo una pancarta en la calle Carretería de Málaga / Península
Las diferentes perspectivas del 9N en Málaga

Ayer, 9 de noviembre, tuvo lugar la manifestación de vivienda en la provincia de Málaga, a la cual asistió el equipo de Península. Ha sido verdaderamente interesante ver cómo Málaga entera se ha levantado para apoyar dicha causa. Se respiraba furia entre la población que se estaba manifestando, un sentimiento de impotencia recorría cada rostro que hoy he visto en la marcha. Muestra de esto eran los lemas que gritaban con el fin de que la libertad los escuchara. Desde lemas cómicos como “Paco, te aviso, te voy a ocupar el piso” (refiriéndose a Francisco de la Torre Prados, Alcalde de Málaga) o “Vecino te aviso, te voy a comprar el piso”, hasta otros que impresionaban como “Si pago el alquiler no me queda para comer”. Dejando a un lado las lecciones satíricas, notamos que son un claro reflejo de la realidad que sufre Málaga y gran parte de España. La subida de los alquileres, la masificación del turismo y el interés económico parece que ha llevado a los de arriba a hacer la vista gorda y echar a un lado medidas que pueden mejorar la situación de los malagueños (como es el caso de la Ley de Vivienda, la cual es útil para la regulación de precios en el alquiler, siempre que el ayuntamiento declare zonas tensionadas a aquellas donde los valores estén desorbitados).

Este sentimiento de impotencia no solo se ha reflejado en los manifestantes activos, sino que también se ha visto en los ojos de otros actores a los que les afecta también la extrema masificación del turismo, como ha sido el caso de camareros y camareras que veían pasar la gran masa de personas luchando por una causa que les correspondía. Algunos se unieron, otros simplemente observaron, pero ambos experimentaron la misma sensación de pertenencia.

Una trabajadora de hostelería, al paso de los manifestantes al grito de "el curro de hostelería, es una porquería" / Península

En contraposición a estas personas nos encontrábamos con el otro extremo de la balanza, los turistas, los cuales no entendían lo que estaba pasando, y lo único que les importaba era el engorroso ruido que estaba provocando dicho movimiento. Estos desconocen que sus vacaciones condicionan la vida de miles de personas en Málaga. “¿Usted está a favor o en contra del turismo?” Esta ha sido la pregunta que le hemos formulado a varios testigos de la protesta. Todos han coincidido en que ellos no están en contra del turismo, incluso lo apoyan, les parece una buena fuente económica. No obstante, no están a favor de un turismo masivo que ponga en la cuerda floja la calidad de vida de la gente local, poniendo en la lista de prioridades a los turistas.

Una turista, tapándose los oídos al paso de los manifestantes / Península

Ayer los malagueños nos demostraron que pueden, que Málaga se queda, y que no se lo van a poner nada fácil a aquellos que impiden que el acceso a la vivienda digna sea un derecho, y no un privilegio. Málaga se levanta a 9 de noviembre por segunda vez para luchar y lo hará las veces que haga falta, hasta que los que tienen el poder para aplicar medidas lo hagan. Alzarán la cara por todos los oprimidos y se enfrentarán a todos los beneficiados, hoy y siempre.