Arrimar el hombro
Hemos afrontado las elecciones de la facultad con gran expectación. La fiesta de la democracia siempre es una jornada de reivindicación de nuestros derechos. Más allá de los resultados arrojados, te gusten o no, es motivo de celebración. En estas elecciones todo ha terminado por renovarse, y en un triplete. Junta, claustro y decanato cambian por completo y afrontamos un periodo de absoluto cambio y transformación. O al menos eso esperamos.
No es momento de confrontación, crispación ni de polarización, como ya hemos visto en la campaña en incontables ocasiones. Es momento de arrimar el hombro y ayudar a que la comunidad universitaria funcione. Recurrir al discurso de odio o enfrentamiento tras los resultados, sería muestra palpable de una falta de espíritu democrático y una inmadurez sublime. Nunca está de más recordar que esto no es el Congreso: es una comunidad universitaria y los valores de excelencia, compromiso y respeto deben primar frente a esa mezcla de demagogia y bilis que nos contamina cada vez que encendemos las cámaras del parlamento.